Así aprendí:
El clown es un estado de juego que se instala en escena
desde la conexión con el público, se afianza con la confrontación de tus
fracasos, errores, confusiones, creencias, historia de vida, cualidades y
defectos.
Esta técnica tiene muchas reglas y valores relacionados
como:
Ser verdadero, humilde, entregar todo al 100%, mirar y ver,
dejarse ver, accionar desde la
conciencia de tu impulso, escucharte, escuchar a tu compañero de escena,
escuchar el público, ir a profundidad en tus emociones, mostrar lo que no te
gusta mostrar de ti, reírte de tus tragedias, redescubrir el placer de jugar y
hacerlo libremente con y para un público, tener acciones limpias y claras,
ritmo, etc. Para esto, la sensación de fracaso será una de las primeras a
reconocer en escena.
Cuando un clown fracasa puede suceder de 2 formas
1. El clown realiza una acción con un objetivo y
encuentra mucha dificultad para lograrlo y busca desde su locura solucionar el
problema.
2. El clown da todo de sí para que la escena funcione, sea graciosa o genere algo en el público y no lo logra.
2. El clown da todo de sí para que la escena funcione, sea graciosa o genere algo en el público y no lo logra.
El fracaso “2 “es el doloroso, el que más sucede en un
proceso de formación y el que puede hacer que un estudiante encuentre algo
realmente genuino después de muchos intentos y de mucho fracasar. La
resignación ante este fracaso crea la atmosfera de empatía con el público de la
formación (hablando de talleres) y es cuando el estudiante se deja ver por
completo en su esencia. Lo que puede o
no volver a suceder, depende de cuánto el estudiante logre comprender que la
verdad es la más pura conexión de su ser con el humor y que es el punto de
partida para aumentar su juego escénico.
El clown es el arte del fracaso (¿Ya viste un payaso haciendo todo bien?) Es necesaria cierta
madurez psicológica para pasar por este proceso sin daños, pues lidiar con el “quiero
y no puedo” no es sencillo para nadie. Hay mucho camino por recorrer para aprender a amar nuestros fracasos y poder decir que estamos en paz siendo payasos.
Obviamente, existen muchas formas de hacer “clown”. He experimentado muchas y esta es la que
practico, esta es la que creo ser genuina e íntegra, y por todo lo
que involucra, no creo conveniente hacerlo para niños (tratándose de formación,
clases o talleres)
No puedo negar que cada vez que veo en la red un “TALLER DE
CLOWN PARA NIÑOS” me asusto, quiero decir cosas, me indigno. Trato de respirar
y ver que el docente quizás aún no tuvo un entrenamiento profundo y demandante
en esta técnica y no puede llegar a ver realmente
lo que es la formación y lo hace desde su perspectiva que generaliza todas las
técnicas escénicas como “clown”, porque muchos de los valores del clown se
relacionan con valores del teatro en sí, de la impro y del stand up comedy. (Valores como: Placer en jugar, conectarse con
sus compañeros, creer en lo que haces, lidiar con tus emociones, usar tus
recursos, etc.)
Quizás el docente y el público en general no sepa que lo que
diferencia el clown de las demás técnicas es la conexión directa con el público, la vulnerabilidad desde la verdad y
el fracaso.
Claro que un clown puede ser improvisador si así se entrena,
un improvisador puede hacer un monólogo de stand up si lo practica, un actor
puede ser mimo si es su habilidad, claro que sí. Mientras más herramientas más
rico el abanico de posibilidades en escena.
Y un niño puede ser todo lo que se le ocurra. Un súper héroe,
un camote, un pop star, un payaso, un colibrí, porque su imaginación lo
permite. Porque aún está en el mundo de la fantasía (que lamentablemente
nosotros perdimos cuando nos dijeron que seamos perfectos).
Yo no dicto taller de
clown para niños por eso. Porque para mí un niño lidia con la verdad de
manera distinta, pues la verdad es lo que se imagina, lidia con la vunerabilidad
de forma diferente que nosotros, porque son vulnerables y poderosos en cada
célula de su ser, porque están aprendiendo a vivir, y el fracaso está en cada
piedrita en su camino, en cada palabra que aprenden a escribir, en cada “quiero
no puedo” diario. ¿Debemos subrayar su fracaso? Yo creo que no. Por eso a mi
parecer lo que llaman “taller de clown para niños” es taller de otra cosa. ¿Es un error de terminología? ¿Es que "clown" suena mas divertido que teatro? Yo me ando preguntando...
Como lo que hago yo
cuando hago un taller de niños: artes
integradas y juegos teatrales, donde pueda expresarse en totalidad, sin
amarrarlo a una “técnica” especifica, dándole la libertad para ser lo que es,
reconociendo el espacio escénico, creando, siendo absolutamente todo y nada a
la vez. Un espacio de desarrollo de imaginación, habilidades sociales y amor
hacia los demás y a sí mismos.